Poema final
ÍTACA. ΙΘΑΚΗ
Un poema del autor griego Constantino P. Cavafis (1863-1933)
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Cuando salgas de viaje para Ítaca,
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
A los lestrigones y a los cíclopes,
al irascible Poseidón no temas,
nunca los hallarás en tu camino,
si tu pensamiento se mantiene alto, si una exquisita
emoción te toca cuerpo y alma.
A los lestrigones y a los cíclopes,
al fiero Poseidón no encontrarás,
a no ser que los lleves ya en tu alma,
a no ser que tu alma los ponga en pie ante ti.
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Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que, con qué placer, con qué alegría,
entres en puertos que ves por primera vez.
Detente en los mercados fenicios
para adquirir sus bellas mercancías,
madreperlas y nácares, ébanos y ámbares,
y voluptuosos perfumes de todas las clases,
todos los voluptuosos perfumes que te sean posibles.
Y ve a muchas ciudades de Egipto
para aprender y aprender de los sabios.
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Mantén siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Pero no tengas prisa en tu viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que viejo al fin arribes a la isla,
rico por todas las ganancias de tu viaje,
sin esperar que Ítaca te va a ofrecer riquezas.
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Ítaca te ha dado un viaje hermoso.
Sin ella no habrías salido al camino.
Pero no tiene más que ofrecerte.
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Aunque la encuentres pobre, Ítaca no se ha burlado de ti.
Convertido en tan sabio, con tanta experiencia,
ya habrás comprendido qué significan las Ítacas.